domingo, 24 de febrero de 2008

EL HOMBRE DE LAS LATAS

El hombre de las latas pasaba todos los días
Pasaba por el desierto concreto Preguntando por una lata vacía
Llenaba sus bolsas negras, asquerosas y vitales
Introducía las latas sobrantes en su chaqueta, Colador de la inmundicia
Refugio para sus hijas, esposas, comida, dinero, su vida
Otra lata… La aplastaba con la mano, otra lata, otra vez
Una percusión desesperada,
Las gotas que quedaban rezagadas
Caían en La copa, lata sagrada
Eso por lo que en verdad vivía el hombre
Bebía entonces su elixir Entre ritual y desayuno
Necesidad de algo superior o del olvido
Ritual acompañado del sonido metálico
De un acto reprimido
Cada frase diferente, sin sentido
Las palabras salían a golpes,
Pequeños esfuerzos
De una pila
Vieja botando
La poca
Energía
Que
Le
Queda
El hombre nos mira, depredador y presa
Senos, piernas y de pronto una sonrisa esquiva
Desea que estemos solas
Sonreímos con cautela,
El hombre de las latas se aleja en su chirriante y escuálida nave
Oímos una música de fondo,
Triste y frío…El sonido del metal rozando

Acostarse

Acostarse en la cama vacia… helada
Capullo sin piel, sin alma acompañada
Esa cama/monstruo que me devora en una noche
Todas y toda la noche me mastica y me duele
Entrando a esa cueva testimonio de soledad
Sumergiéndome en tal lugar
Me muero, me escurro, me desalmo
Sufro y me ahogo

Palabras resbalosas

Quiero llegar indirectamente a la idea de forma directa ¿Como poder hacerlo sin que me descubran? ¡Y que secretos! Grandes, pequeños y medianos Quiero contarlos todos sin que noten que lo hago Como esos bichos cucarachescos Que caminan por la vida contando sus misterios Sus ideas ¿Como es que logran decir y no decir en el tiempo en que mis ojos caminan por sus líneas y saltan entre ellas cual dos nenas con un lazo?